En una emocionante ceremonia en las escalinatas del Palacio de Justicia, el juez de la Corte Suprema de Justicia Juan Carlos Maqueda fue ovacionado por unas 500 personas entre empleados, familiares y magistrados que lo despidieron en su último día de trabajo, tras 22 años en el cargo, ya que el próximo domingo se jubila al cumplir 75 años.
Maqueda alzó los dos brazos con las manos abiertas y saludó desde la vereda de los tribunales, mientras la gente lo rodeaba y la banda de música de la Policía Federal interpretaba el cuarteto “Quién se ha tomado todo el vino”, de su coterráneo, Carlos Mona Jiménez.
A partir de ahora, la Corte Suprema quedará con tres miembros: su presidente, Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Ricardo Lorenzetti. El último protagoniza un intenso enfrentamiento con el resto de sus colegas, que en los últimos días lo llevaron a descargar fuertes críticas en cuanta resolución tuvo a mano.
El juez salió del ascensor reservado para los jueces de la Corte Suprema al hall del Palacio de Justicia. Allí se formó a las 13.30, hora de salida en tribunales, una doble fila de empleados que lo aguardaban. La primera que lo saludó entre lágrimas al dejar el ascensor fue la directora de ceremonial, María Durán.
Luego, Maqueda saludó uno a uno con un abrazo, un beso en la mejilla o dándole la mano a los empleados que lo aguardaban. No dejó a nadie sin despedir, desde el personal de seguridad que se encarga de controlar el scaner para ingresar los bolsos, hasta el lustrabotas. Entre los jueces presentes se distinguió el magistrado cordobés Fabián Asís, que no se lo quiso perder.
El resto de Los jueces de la Corte Suprema se corrieron de la escena. Lo dejaron a Maqueda para que ocupara el centro de la atención y no bajaron al hall. Algunos en sus despachos, otros en sus casas, ya que el acuerdo, el último de 2024, fue virtual.
El presidente de la Corte, Horacio Rosatti, en el homenaje a Maqueda de la semana pasada dijo que iba a salir de los tribunales “por la puerta grande, como pocos”. Y el vaticinio se cumplió.
Al llegar a la entrada, se encontró con su esposa María Belén, su hija Verónica y una de sus nietas, Agustina, que lo acompañaron del brazo mientras bajaba la escalera. A un lado, la banda de música tocaba la “Marcha de San Lorenzo”, mientras el bombista marcaba el ritmo a tono con los pasos del juez bajando la escalinatas de mármol, que minutos antes los ordenanzas habían lustrado con cera.
Los empleados más fieles y algunos familiares del juez se colocaron un pin blanco con las letras negras con la leyenda “Yo trabajé con Maqueda”.
Cuando Maqueda llegó a la vereda, ya estaba rodeado de gente que le impedía avanzar. La banda encaró entonces el cuarteto de la Mona Jiménez y el magistrado alzó los brazos en alto y se metió con su familia en una camioneta Toyota negra con la que dejó el Palacio de Justicia. Los empleados no dejaron de aplaudir, la música alegre siguió sonando, en medio de un ambiente de emoción y fiesta, hasta el punto de que un distraído que pasaba preguntó “¿Quién se casa?”