Ojos llorosos, nariz tapada y estornudos constantes son algunos de los síntomas que millones de personas enfrentan cada año por las alergias estacionales. Sin embargo, especialistas advierten que el panorama podría empeorar considerablemente debido al cambio climático.
Una nueva revisión científica publicada el 9 de abril en la revista The Laryngoscope analizó cómo las emisiones de polen y la duración de las temporadas de alergia podrían incrementarse a lo largo del siglo. Según los investigadores, se espera que las temporadas de alergias se alarguen y se vuelvan más intensas, lo que tendrá un impacto directo en la salud pública.
De acuerdo al estudio, “se prevé que las emisiones totales de polen aumenten hasta un 40 por ciento para finales de siglo, a medida que las concentraciones de polen aumenten con el cambio climático”. Además, proyectan que la temporada de polen podría ser hasta 19 días más larga, lo que implicaría una mayor exposición y síntomas más prolongados para los pacientes.
Si bien las alergias estacionales pueden parecer una molestia menor, los expertos aseguran que representan una carga significativa para los sistemas de salud. “Aunque quizá los profesionales de la salud no lo entiendan bien, no se puede subestimar la tensión financiera de esta enfermedad cada vez más prevalente”, señaló en un comunicado el equipo dirigido por Alisha Pershad, estudiante de tercer año de medicina en la Facultad de Medicina de la Universidad George Washington.
El costo económico también es alarmante. “La carga es de aproximadamente 3.4 mil millones de dólares, la mayor parte de los cuales se atribuyen a los costos de los medicamentos recetados y las visitas ambulatorias”, detallaron los autores.
Para realizar el informe, el equipo revisó 30 estudios previos, de los cuales más de la mitad (16) reportaron temporadas de polen más largas o mayores concentraciones relacionadas directamente con el cambio climático.
Entre los hallazgos más destacados se identificó que:
El polen de ambrosía crece más rápido, florece antes y produce más polen en zonas urbanas con temperaturas más altas y presencia de gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono.
Los casos de alergias estacionales han aumentado junto con los recuentos de polen.
Las cargas de polen más pesadas producen síntomas más severos.
Los profesionales de la salud también están observando estos cambios. “Los médicos están en una posición única para presenciar el impacto de la rinitis alérgica en los resultados de los pacientes y pueden adaptar su práctica a medida que el cambio climático se intensifica”, sostuvo Pershad.
Finalmente, hizo un llamado al compromiso médico en el abordaje de esta problemática: “Como voces de confianza en la comunidad, deben aprovechar su experiencia de primera línea para abogar por un cambio significativo en el abordaje de la crisis climática”.