Las tensiones estallaron a principios de este mes entre un grupo rebelde respaldado por Turquía y combatientes de línea más dura, como Hayat Tahrir al-Sham (HTS), la antigua rama siria de Al Qaeda, según declaraciones de los grupos enfrentados.
HTS y sus aliados capturaron la ciudad de Afrin, que las fuerzas respaldadas por Turquía arrebataron a las facciones kurdas en 2018, dijo el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, un monitor de guerra.
El Observatorio dijo que HTS también se apoderó esta semana de una serie de pueblos y ciudades cercanas en la provincia norteña de Alepo que estaban bajo control del Tercer Cuerpo respaldado por Turquía.
En los enfrentamientos resultantes murieron 19 combatientes y ocho civiles, incluidos niños, según el Observatorio.
Hisham Iskef, portavoz del Tercer Cuerpo, dijo a Reuters que las negociaciones para poner fin a los combates habían fracasado y que los enfrentamientos se estaban intensificando.
Responsables locales de la ciudad de Azaz pidieron a los residentes que se enfrenten a HTS, mientras que una declaración similar de la ciudad de Al-Bab pidió a Turquía y a las principales figuras de la oposición siria que intervinieran para mantener la paz.
Siria está inmersa en un conflicto desde que las protestas contra el presidente, Bashar al-Asad, en 2011 fueron reprimidas, dando lugar a una guerra que ha matado a cientos de miles de personas, desplazado a millones y atraído a las potencias regionales y mundiales.
Desde entonces, el país se ha dividido en varias zonas de influencia y las tropas gubernamentales han recuperado la mayor parte del territorio con la ayuda de sus aliados, Irán y Rusia.
Las facciones de la oposición, algunas de ellas yihadistas de línea dura, han sido acorraladas en las provincias norteñas de Idlib y Alepo.