Una creencia popular dice que tomar una copita de alcohol diaria hace bien a la salud. Sin embargo, diferentes estudios científicos han demostrado lo contrario. La Organización Mundial de la Salud ya advirtió que “ninguna forma de consumo de alcohol está exenta de riesgos. Incluso un nivel bajo de consumo conlleva riesgos y puede causar daños”.
El consumo de alcohol en la región de las Américas es un 40% superior a la media mundial. Se trata de un factor de riesgo modificable para más de 200 trastornos de salud, y uno de sus efectos es el aumento del riesgo de que las personas desarrollen 7 tipos de cáncer. Se asocia con un mayor riesgo de tener cáncer de boca, laringe, garganta, esófago, mamas o senos, hígado y colorrectal.
En su último reporte, la Asociación Estadounidense para la Investigación del Cáncer (más conocida por su sigla en inglés AACR) puso foco en que el 40% de todos los cánceres están asociados a factores de riesgo modificables y señaló que una medida clave es limitar el consumo de alcohol.
Se aclaró que no hay algunas bebidas con alcohol que sean menos nocivas que otras: todas suponen “un riesgo para el desarrollo del cáncer porque contienen etanol, que puede modular las hormonas, y sus subproductos pueden dañar el ADN, lo que aumenta el riesgo de desarrollar cánceres”, afirmaron los expertos de la asociación médica en base a las evidencias evaluadas por el Instituto Nacional del Cáncer de los Estados Unidos.
A nivel global, se sabe que el 4,4% de los cánceres diagnosticados y 401.000 muertes por cáncer se atribuyeron al consumo de alcohol en 2019, de acuerdo con la OMS.
Pese a que existen pruebas de los efectos perjudiciales, el desconocimiento aún persiste. La asociación estadounidense consideró que “resulta preocupante” que el 51% de las personas no sabe que el consumo de alcohol aumenta el riesgo de padecer ciertos tipos de cáncer, como el colorrectal, en base a una encuesta que fue publicada el año pasado.
“Hay necesidad de poner el tema en agenda pública. En los últimos años, se incrementó mucho el conocimiento sobre el daño que ocasiona a la salud y según la evidencia científica no hay un nivel seguro de consumo de alcohol, al igual que el tabaco. No podemos hablar de consumo nocivo o consumo responsable del alcohol porque ningún nivel es seguro”, dijo Beatriz Champagne, coordinadora Regional, de la Coalición Latinoamericana Saludable (CLAS).
“En la actualidad hay conciencia de que el consumo de alcohol puede asociarse a la cirrosis. Pero aun la población no es tan consciente sobre el riesgo de padecer cáncer”, comentó a Infobae la médica Carolina Prado, que es investigadora del Departamento de Enfermedades Crónicas del Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria (IECS), en la Argentina.
Poner freno al alcohol tiene beneficios. Las investigaciones indican que las personas que reducen el consumo de alcohol o dejan de beber por completo pueden disminuir su riesgo de desarrollar cánceres relacionados con el alcohol en un 8 por ciento y pueden reducir su riesgo de padecer todos los tipos de cáncer en un 4 por ciento, en comparación con quienes mantienen o aumentan su consumo de alcohol, según el reporte.
Para reducir los casos de cáncer relacionados con el alcohol, la asociación AACR recomendó:
Deben hacerse campañas con mensajes públicos, como incluir etiquetas de advertencia específicas sobre cáncer en las bebidas alcohólicas
Regular el número de negocios con venta de alcohol en una zona determinada
Aumentar los impuestos y los precios de las bebidas con alcohol.
Indicar intervenciones breves de asesoramiento a las personas que consumen alcohol dentro de centros de salud de atención primaria
Recomendar intervenciones conductuales más complejas y las intervenciones médicas basadas en la evidencia científica
En cuanto a las acciones para desalentar el consumo, Irlanda, el país famoso en el mundo por sus pubs, hará un avance pionero en 2026. Todos los productos con alcohol que se vendan en su territorio deberán indicar: “Existe una relación directa entre el alcohol y los cánceres mortales”.
Esa medida convertirá a Irlanda en el primer país del mundo que impone una advertencia que relaciona cualquier nivel de consumo de alcohol con el cáncer.
Durante las últimas 2 décadas, se han puesto etiquetas de advertencia para informar a los consumidores. En 2018 había 47 países con normas que las exigían, pero se centran principalmente en cuestiones como el consumo excesivo de alcohol por menores de edad, la conducción bajo los efectos del alcohol y el consumo de alcohol durante el embarazo, y no mencionaban el cáncer.
¿Los países de América deberían sumar las advertencias como lo hará Irlanda? La médica Marita Pizarro, asesora de incidencia de la Coalición América Saludable, respondió: “La evidencia del impacto de las advertencias sanitarias para los productos de alcohol es limitada pero creciente. Algunos países están considerando y avanzando en las políticas de etiquetado”.
Ya hay importante pruebas del impacto de las etiquetas cuando se usan en productos de tabaco o en el etiquetado frontal de productos ultra-procesados.
“Las advertencias sanitarias en las etiquetas de bebidas alcohólicas -subrayó Pizarro- deberían ser parte de una política pública que incluya un paquete de medidas que ya son reconocidas como las más efectivas: el aumento del precio a través de impuestos, limitar el acceso al reducir horas y lugares de venta, prohibir la publicidad, la promoción y el patrocinio del alcohol”.
Para la doctora Prado, “se debería aumentar la conciencia sobre la asociación entre el alcohol y el cáncer, con las advertencias sanitarias y la consejería en la consulta médica, que podrían tener importantes beneficios”.