La detección temprana del cáncer de colon puede evitar la mayoría de las muertes derivadas de esta enfermedad, tal vez hasta el 73 por ciento de estas. Pero solo del 50 al 75 por ciento de los adultos mayores y de edad mediana que deberían revisarse con regularidad se hacen los exámenes pertinentes.
Los médicos señalan que una de las razones es que los métodos de detección desaniman a muchos de los pacientes. Las personas que tienen un riesgo promedio cuentan con dos opciones: una colonoscopia cada diez años o un análisis de su materia fecal de uno a tres años, dependiendo del tipo de prueba.
O, como dice Folasade P. May, una gastroenteróloga de UCLA Health: “O, bien, tomas ese laxante horrible y, luego, un médico te inserta un instrumento por el trasero o tienes que manipular tu propio excremento”.
Pero hay algo mucho más sencillo en puerta: un análisis de sangre. Los gastroenterólogos afirman que estas pruebas podrían llegar a convertirse en parte de los análisis de sangre de rutina que ordenan los médicos cuando, por ejemplo, llega un paciente para su examen médico anual.
“Creo que esto va a comenzar a volverse más común”, señaló John Carethers, un gastroenterólogo y vicerrector de Ciencias de la Salud en la Universidad de California, campus San Diego.
Se estima que cerca de 53.000 estadounidenses mueren de cáncer colorrectal este año. Es la segunda causa más común de muerte relacionada con el cáncer en Estados Unidos y, aunque la tasa de mortalidad ha descendido en adultos mayores, esta ha aumentado en personas menores de 55 años.
Los lineamientos actuales recomiendan que la gente comience a revisarse a los 45 años. El problema es convencer a más personas para que se realicen los estudios.
Ahora tenemos la prueba de sangre, la cual aprovecha el descubrimiento de que tanto el cáncer de colon como los pólipos grandes – cúmulos de células que se forman en el revestimiento del colon y en ocasiones se convierten en cáncer – desprenden fragmentos de ADN que van a la sangre.
Un estudio publicado el miércoles en la revista The New England Journal of Medicine reveló que una prueba de sangre que busca ese ADN llamada Shield y realizada por la empresa Guardant Health detectó el 87 por ciento de los cánceres que estaban en una fase temprana y curable. El índice de falsos positivos fue del diez por ciento. “Esto es una gran noticia”, comentó May, quien es consultora de Exact Sciences, fabricante de Cologuard, la prueba de materia fecal.
Pero la prueba de sangre presenta un inconveniente: si bien detecta el cáncer, no detecta la mayoría de los pólipos grandes y solo encuentra el 13 por ciento de ellos. En cambio, explicó Carethers, el análisis del excremento detecta el 43 por ciento y la colonoscopia identifica el 94 por ciento.
Aunque los pólipos casi siempre son inofensivos, algunos de estos pueden convertirse en cáncer, por lo que los médicos procuran encontrarlos y eliminarlos para evitar que este se desarrolle.
Barbara Jung, directora del departamento de Medicina de la Universidad de Washington y presidenta de la Asociación Estadounidense de Gastroenterología, comentó que los pacientes deberían tener la información completa antes de optar por la prueba de sangre. Sobre todo, tienen que entender que aunque la prueba ayuda a detectar el cáncer de manera temprana, no lo evita porque no sirve para encontrar pólipos precancerosos.
“Debemos hablar de ello”, con los pacientes, añadió, “muchos de estos asuntos serán responsabilidad de los médicos de atención primaria, quienes ya tienen mucha presión de tiempo como para pasar por una serie de exámenes y consultas”.
Los médicos también deberán explicarles a los pacientes que si el resultado de la prueba de sangre es anormal, tendrán que programar una colonoscopia para buscar algún cáncer en fase inicial o pólipos y, si los hay, extraerlos.