“La fecha de mi consagración episcopal aún no la sé. Sí tengo definido que la consagración va a ser en la catedral de Catamarca, a los pies de la Virgen. Y la toma de posesión será después de la ordenación”, manifestó el flamante obispo de Concepción, padre José Antonio Díaz, tucumano de nacimiento y catamarqueño por adopción, nombrado por el papa Francisco el sábado 26 de junio.
“La Virgen prácticamente definió mi vocación y mi inserción en la diócesis de Catamarca, por mi devoción a Ella y por su protección. Me acompañó en momentos de alegría y en momentos de dolor. La llevo muy cerca y sé que estoy muy cerca de Ella”, expresó el padre Díaz, que sucederá como pastor de la diócesis tucumana a monseñor José Melitón Chávez, fallecido el pasado 25 de mayo luego de complicaciones en su salud a raíz de un cuadro de Covid-19.
En diálogo con la Oficina de Prensa de la diócesis de Catamarca, el nuevo prelado, manifestó sus primeras impresiones tras el nombramiento del Santo Padre: “La recibí primero con sorpresa, con confianza, sobre todo pensando en lo que Dios puede dar a través de mí. Mi confianza y mi esperanza están puestas más en la gracia de Dios que en mis pobres cualidades”, expresó.
Como oriundo de La Cocha, en la diócesis de Concepción, su nombramiento como obispo de esta sede episcopal cobra un significado especial.
“Para mí tiene un significado muy especial -expresó el padre Díaz- porque sin duda que uno vuelve a la infancia, a la adolescencia, recuerda las experiencias vividas. Volver la mirada sobre ese inicio de mi vida, es como volver a recordar la experiencia de la cultura, de la sociedad tucumana, y reinsertarme en eso va a ser todo un aprendizaje”.
El nuevo obispo de Concepción contó que se fue a Catamarca siendo adolescente. “Me despedí un poco de La Cocha y me inserté más en Catamarca, sobre todo a los pies de la Virgen del Valle, que fue la devoción que marcó mi vida, por eso me quedé acá, por la Virgen. Y todos estos años que viví en Catamarca los puse al servicio de la diócesis y al servicio de la Virgen”.
Al respecto comentó que “el pueblo tucumano es muy rico en valores y en fe. Mientras estuve diez años en la catedral catamarqueña pude contabilizar que la mayor cantidad de peregrinos eran de Tucumán. Quizás por la cercanía, pero es la devoción permanente a la Virgen del Valle. La devoción a la Virgen del Valle es muy fuerte en todo Tucumán, pero sobre todo en el sur tucumano”.
El nuevo prelado de Concepción tuvo una relación cercana con su predecesor, monseñor Melitón Chávez, fueron amigos y compañeros en el seminario.
“Fue muy buen obispo. Había impactado muy fuerte con su carisma, tanto en los sacerdotes como en el pueblo. Doy gracias que él haya estado antes porque sin dudas que dejó una marca profunda en la comunidad de Concepción. Ayer se cumplió un mes de su fallecimiento. A mí me asombró la rapidez con la que se nombró un obispo sucesor de Melitón. Él también debe haber estado haciendo sus gestiones por allá”, comentó risueño el nuevo obispo.
El padre Díaz confía en que “Dios mismo en Jesucristo” irá marcando el camino de su misión pastoral, de ahí que desea que la primera impronta de su episcopado sea “la Persona de Jesús, la identificación con Él es la clave para el ejercicio del ministerio sacerdotal y también episcopal”.
Asimismo, destacó que “el momento que vive la Iglesia bajo el papado de Francisco va a ser una impronta: su magisterio, sus documentos, sus prioridades, su estilo, su forma. Es un punto de inflexión tan notable el que está viviendo en estos momentos la Iglesia”, subrayó.
“La Iglesia, precisó, tiene que ser, como dice el Papa, como un hospital de campaña. Hay que salir a buscar a los heridos, sanarlos, ayudarlos. Todo eso, en una fuerte invitación del Papa a una Iglesia en estado de sinodalidad, de escucha”.
Al final de la charla el nuevo obispo de Concepción expresó su agradecimiento al clero, religiosos, religiosas y laicos, obispos que fueron jalonando su vocación sacerdotal y “el mayor agradecimiento para la Virgen del Valle que me amparó, que me acompañó durante todo este tiempo”.
Mons. Urbanc sobre la designación episcopal del padre Díaz
“Que la Virgen lo cuide, lo fortalezca y lo sostenga en esta nueva misión”, deseó el obispo de Catamarca, monseñor Luis Urbanc, al conocer que el papa Francisco había designado como obispo de la vecina diócesis de Concepción (Tucumán) al presbítero José Antonio Díaz, sacerdote del clero catamarqueño y su estrecho colaborador en importantes servicios diocesanos como la Vicaría Episcopal de Pastoral y la Rectoría del Santuario de la Virgen del Valle y catedral Basílica del Santísimo Sacramento.
“Hoy todos nos hemos despertado con una gran novedad: el anuncio de la elección como obispo de la diócesis de la Santísima Concepción, en el sur de Tucumán, de nuestro querido Padre José Díaz”, manifestó.
“Realmente en el padre José tuve un gran colaborador, trabajamos muy juntos cuando él estaba al frente de la catedral y de la Vicaría de Pastoral, animando siempre toda esa tarea que es tan compleja, y que aquí, en nuestra diócesis, por las distancias se nos dificulta tanto poder tener esas reuniones, planificaciones, pero con todo hemos ido prestando un gran servicio a la comunidad”.
“Quiero agradecer públicamente -manifestó monseñor Urbanc- todo el servicio que prestó el padre José Antonio en nuestra diócesis”. “Ahora, acotó, vuelve a su tierra natal, donde el Señor le pide que el resto de sus años los ponga al servicio de esa comunidad, donde nació y creció, como pastor”.
“No me cabe la menor duda que lo hará muy bien, por su capacidad, sus experiencias, todo esto le va a ayudar muchísimo para poder llevar adelante esta hermana diócesis de la Santísima Concepción”.
Antes de impartir su bendición final, el obispo de Catamarca insistió a sus fieles que “no se olviden de seguir rezando por él, y también por mí, en este momento en la diócesis van a quedar dos parroquias sin sacerdote. Así que pido al Señor que recen para que también nosotros sigamos sirviendo a los hermanos en cada una de sus comunidades”.