El 30 de noviembre próximo vence la prórroga que el Gobierno Nacional aplicó sobre los ajustes del Impuesto a los Combustibles Líquidos (ICL) y al Dióxido de Carbono (IDC), lo que podría generar un aumento en los precios de las naftas y el gasoil a partir de diciembre. Sin embargo, la reciente caída en el precio del petróleo Brent podría atenuar el impacto de estos incrementos.
La semana pasada el crudo cotizó a valores similares al 30 de septiembre, cuando YPF anunció una baja en los precios de las naftas y el gasoil de un 1 y un 2 por ciento, respectivamente. Según declaraciones de Horacio Marín, presidente de la compañía, “si el precio del crudo internacional baja, vamos a bajar“, lo que implica que este ajuste podría reflejarse en los surtidores, contrarrestando los posibles aumentos por los gravámenes específicos.
Por otro lado, el vencimiento de la postergación de los impuestos a los combustibles plantea un escenario incierto. Los ajustes correspondientes a los trimestres finales de 2023 y los primeros dos de 2024 no se aplicaron de manera automática hasta el momento, pero su impacto será inminente a menos que el Gobierno decida extender la moratoria o aplicar un nuevo esquema de actualización.
De acuerdo con los cálculos de Gustavo Lopetegui, exsecretario de Energía, el impuesto a los combustibles representaba un 30 por ciento del precio en surtidor a principios de 2021, mientras que en enero de 2024, tras el congelamiento de precios de la administración anterior, sólo representaba un 3 por ciento. Desde entonces, los aumentos sucesivos en los impuestos, comenzando en febrero de este año, elevaron su peso al 18 por ciento del precio final, lo que significa que cualquier ajuste impositivo podría tener un efecto directo sobre el costo para el consumidor.
No obstante, la caída en la cotización del petróleo, que históricamente tiene un impacto directo en los valores internos de los combustibles, podría ofrecer una compensación. Si bien es incierto cómo se traducirá en los surtidores locales, se espera que la disminución de los costos internacionales permita amortiguar en alguna medida los aumentos que se derivarían de la aplicación de los impuestos. En este escenario, las empresas podrían mantener estables los precios, dependiendo de la evolución del mercado global.