En los papeles, todo iba bien para el icónico fabricante de vehículos eléctricos, que superó los problemas de suministro y obtuvo una ganancia de casi 9.000 millones de dólares en los primeros tres trimestres del año a pesar de los costos altísimos.
Pero ese desarrollo es más lento que el ritmo vertiginoso de crecimiento que el director general Musk exige de su empresa con la ambición declarada de que Tesla desbanque a Apple como la empresa más valiosa del mundo.
Incluso si el precio de las acciones está sujeto “a muchos elementos emocionales… Tesla será, en mi mejor opinión, la compañía más valiosa del mundo en menos de cinco años”, sostuvo Musk, desafiante, en un foro realizado en Twitter este mes.
Al culpar de los problemas a las “condiciones macroeconómicas” generales y las altas tasas de interés aplicadas por la Reserva Federal, Musk afirmó que “no puedo decir suficientes cosas buenas” sobre Tesla, y pidió a sus oyentes que ignoren sus desventuras en Twitter, donde el verborrágico empresario ha acaparado los titulares desde que asumió el mando en octubre pasado.
Pero para algunos analistas, los problemas de Tesla son más serios y no están relacionados con Twitter, principalmente porque los días en los que era el único jugador en el mercado de los vehículos eléctricos ya quedaron atrás.
El nuevo año “se perfila como un año de ‘reinicio’ para el mercado de vehículos eléctricos”, inundado por la oferta, dijo el analista Adam Jonas de Morgan Stanley en una nota.
“Hay obstáculos que superar”, agregó, citando el alza de la competencia y el empeoramiento de la economía estadounidense, con el costo de vida disparado por la inflación.