Ante esta realidad desconcertante tal vez podemos rediscutir algunos conceptos para intentar retomar el sentido común.
Veamos. La discusión sobre la temática del liderazgo político y dentro de ella, qué se puede considerar un “líder” es muy antigua en las Ciencias Políticas y también en la Sociología. Max Weber y Durkheim, entre otros pensadores de Europa pero de manera mucho más cercana, Juan D. Perón en nuestra Argentina de mediados de siglo XX nos esclarecen al respecto.
Aquí comienza a dividirse el camino que perfila a un líder “democrático” que defiende los intereses populares de alguien que ejerce una conducción basada en naturaleza y principios autoritarios.
En muchas disciplinas, pero especialmente en la política es importante establecer las diferencias. El líder democrático entiende su función como un acto de servicio y lo lleva adelante dando muestras de entrega y ejemplo a los demás. El Estado ( según su entender) es patrimonio común de todos los ciudadanos. Adopta un compromiso vital con el conjunto y asume una línea de trabajo donde el respeto por sus dirigidos es la característica principal. Otro factor importante en el manejo del líder democrático es la práctica de la consulta y el mecanismo del consenso en la toma de decisiones. Podemos decir también que la mayoría de estos lideres asumen primero que nadie los riesgos y las consecuencias que derivan de las decisiones adoptadas por el conjunto. Sus seguidores tienden a ser grupos convencidos y participes de las doctrinas sostenidas y no objeto de la cooptación o extorsión política.
En contraposición, quien ejerce una conducción basada en el autoritarismo (sea a nivel micro o macro social) tiende a manejarse de manera autocrática concentrando en si mismo la toma de decisiones; no simpatiza con el trabajo en equipo y considera en inferioridad a los demás en orden a las capacidades operativas e intelectuales. Otra característica de este tipo de conducción se manifiesta en la adopción de posiciones de fuerza y control férreo sobre los grupos dirigidos; pueden llegar a ser desde pequeños grupos hasta una sociedad entera.
Por último, diremos que otra característica de estos tipos de conducción autoritarios es la constante exigencia de obediencia y sumisión y el permanente desprecio por el consenso como mecanismo que puede colaborar en la toma de decisiones.
Finalmente, otros factores importantes de un liderazgo progresista son:
a)- el Líder democrático se siente conductor del conjunto sin discriminar entre grupos o sectores, posee apertura y lucidez para captar los aportes que se le hagan.
b)- Quien pretende dirigir con éxito un grupo humano o una sociedad entera debe ser proactivo y contagiar sus convicciones al conjunto.
c)- Dentro de las pautas democráticas, fomenta que la gente se exprese y actue pues estos hechos sociales sirven de puntos de referencia para estar siempre con los “pies sobre la tierra”y saber hacia donde se deben dirigir las acciones.-Además, la movilización social suele ayudar al líder en la toma de algunas decisiones importantes que afecten intereses particulares y privilegios en beneficio del conjunto.
d)- La solución de los problemas y la rectificación de rumbos como también todo hecho que haga al futuro de la sociedad compete al conjunto, aunque el líder democrático asume la responsabilidad final.
Interviene con su investidura y condición de líder en cualquier tipo de conflicto que amenace a sus dirigidos como grupo o sociedad. Por ultimo se debe rescatar que el líder democrático asume realmente su autoridad como un acto de servicio a los demás, por ello en sus manifestaciones cotidianas no hablará de un “yo” sino de un“nosotros”.-