Esto no significa que deben naturalizarse, ya que si se extienden durante largos períodos de tiempo pueden provocar graves consecuencias para la salud. Afortunadamente, existen hábitos y ejercicios que se pueden realizar antes de dormir para enfrentar esta situación.
Los problemas de sueño pueden tener diferentes casusas, siendo las más comunes:
Estrés o ansiedad.
Mala alimentación: esto incluye una dieta rica en alimentos procesados o muy dulces (aumentan los niveles de azúcar en sangre y provocan desequilibrios hormonales), carnes rojas (difíciles de digerir), o comida picante (puede provocar problemas estomacales).
Malos hábitos, como patrones de sueño irregulares, o realizar actividades estimulantes antes de acostarse, como mirar televisión, jugar videojuegos o usar el celular.
Viajes u horarios de trabajo irregulares.
Tener ciertas afecciones, como enfermedad de Alzheimer, Parkinson, hipertiroidismo o reflujo gastroesofágico.
Tomar determinados medicamentos, por ejemplo, para el asma, alergias, adelgazar, presión arterial, dolor o depresión.
Ejercicios para dormir mejor
Modificando esos factores se puede facilitar la conciliación del sueño. Esto también se puede respaldar con distintos ejercicios de respiración y concentración que están dirigidos a despejar la mente y relajar el cuerpo.
Como ocurre con otros tipos de ejercicios, como los aeróbicos o anaeróbicos, estas técnicas requieren de práctica y constancia para obtener resultados.
Técnicas de respiración
Respirar lenta y profundamente es una de las técnicas más empleadas en diferentes prácticas milenarias que buscan incrementar la relajación, como el tai chi o yoga.
Puedes empezar a poner en práctica este hábito recostado en la cama, respirando lentamente, extendiendo los períodos de inhalación y exhalación. También puedes contener la respiración entre 15 y 20 segundos, y luego exhalar lentamente.