La mayor economía de Europa se ha quedado rezagada en la carrera por los minerales críticos, en parte debido a su aversión al sucio negocio de la minería, así como a su fe en el mercado abierto, afirman funcionarios del Gobierno alemán.
Ello le ha llevado a depender de China, que ha invertido mucho en el sector minero de Sudamérica, rica en recursos, y en el procesamiento de materias primas.
Ahora, sin embargo, el aumento de la demanda de minerales esenciales y las preocupaciones geopolíticas están provocando un impulso para asegurar y diversificar mejor el suministro, por ejemplo mediante acuerdos de compra, participaciones en minas o, posiblemente, el desarrollo de una capacidad de procesamiento propia de Alemania.
En su primera gira por Sudamérica entre el fin de semana y el lunes, Scholz visitó Argentina y Chile, que encabezan el “triángulo del litio” de la región, el mayor yacimiento mundial de este metal ultraligero clave para fabricar baterías para vehículos eléctricos.
En Santiago, firmó un nuevo acuerdo ampliado sobre materias primas para intensificar la cooperación en el sector. Esto incluirá un foro bilateral anual e instrumentos estatales como garantías de inversión para promover el comercio.
Dadas las preocupaciones medioambientales, laborales y sociales en torno a la minería -que han desatado la ira y frustrado algunos proyectos en el sector- los altos estándares de Alemania la convierten en un socio ideal, apuntó Scholz.
Una nueva ley que entró en vigor recientemente, por ejemplo, insiste en que se observen normas estrictas en toda la cadena de suministro de las empresas.
“Queremos ayudar a Chile en el camino hacia un sector minero sostenible”, dijo el canciller en una conferencia de prensa con el presidente chileno, señalando un nuevo acuerdo de cooperación firmado entre el mayor productor europeo de cobre Aurubis y la empresa estatal chilena Codelco.