Durante años, el acusado habría utilizado su grupo de running como fachada para cometer acoso, tocamientos indebidos, abuso sexual y actos de violencia sexual con acceso carnal contra mujeres que asistían a sus clases. Las agresiones habrían ocurrido en su gimnasio, durante entrenamientos grupales y en competencias.
Según las denunciantes, el entrenador se presentaba como una figura de autoridad y disciplinada en sus clases, realizadas en espacios públicos como el Parque 9 de Julio, la avenida Juan D. Perón y la Plaza San Martín, todos puntos habituales para deportistas en Tucumán. Ofrecía clases económicas y accesibles, lo que aumentaba su alcance entre las jóvenes.Tucumán real estate
De acuerdo con los testimonios, el acusado identificado como E.S, se aprovechaba de su posición para manipular a las víctimas. “Utilizaba la promesa de mejorar su rendimiento deportivo como excusa para realizar ‘masajes’, y a partir de ahí iniciaba los abusos de forma sistemática”, relataron las mujeres en la causa.
Los relatos coinciden en describir un patrón de comportamiento por parte E.S. Este incluía aumentar las sesiones de entrenamiento, fomentar un ambiente de confianza y luego vulnerar a las víctimas. Todo comenzaba con comentarios sexuales inapropiados, insinuaciones y tocamientos no consentidos. “En uno de los entrenamientos, mientras corría con una lesión, tuve que detenerme por el dolor. Él se acercó, comenzó a hablarme sobre mi rodilla y de repente cambió de tema: ‘Anoche soñé contigo, estabas en cuatro, y quiero que se haga realidad’”, relató una de las deportistas.
La primera denuncia formal se realizó en agosto de este año. Una de las víctimas declaró que el 4 de julio, en el gimnasio ubicado en la calle Salta al 100, el entrenador insistió en realizarle masajes terapéuticos para el suelo pélvico, alegando que eran esenciales para su salud y su preparación para futuras competencias. Según la denuncia, el acusado habría utilizado un vibrador durante el “masaje” y realizó tocamientos sin consentimiento.
Todo esto ocurrió mientras otras dos personas estaban presentes en el lugar, aunque no fueron testigos directos debido a la disposición del espacio. La víctima relató que salió del gimnasio confundida y afectada, mientras el entrenador insistía en que volviera.
Posteriormente, otras dos mujeres denunciaron abusos ocurridos en años anteriores. Ahora las tres denunciantes son representadas por el abogado Guillermo Dodds, mientras que el acusado cuenta con la defensa de Ernesto García Biagosch. La Unidad Fiscal de Delitos contra la Integridad Sexual y Género N° 4, a cargo de Ana María del Rosario Costa se encuentra dedicada a la investigación del caso.
Desde la primera denuncia, las jóvenes han esperado más de cuatro meses para que se realice la audiencia de formalización de la investigación y las medidas de coerción. Los testimonios se siguen acumulando y las medidas de protección con las que cuentan estás mujeres son por el términos de seis meses desde el inicio de la causa. El denunciado no puede acercarse a más de 500 metros de las mujeres, ni perturbar o intimidar de forma directa o indirecta por cualquiera medio ya sea físico o virtual.
La primera audiencia estaba programada para el 22 de noviembre, a cargo del juez Alejandro Tomás, del Colegio de Jueces del Centro Judicial de Capital. Sin embargo, fue postergada en cuatro ocasiones a pedido de la defensa, llevando la fecha hasta el 3 de febrero de 2025.
Ante este evidente intento dilatorio, la querella solicitó que se revise la decisión para evitar que el caso quede estancado durante la feria judicial. Finalmente, la audiencia terminó siendo reprogramada para este lunes 23 de diciembre, a las 9:30. La cual fue cancelada por la fiscalía, alegando que la fiscal Costa no disponía de esa fecha por encontrarse en otro juicio.
Si bien el Poder Judicial dictó órdenes de restricción contra el entrenador, las denunciantes temen que la demora en el proceso judicial permita la impunidad. “No queremos que esto le pase a ninguna otra chica. Él sigue dando clases”, advirtieron.