El tornado, que se registró en los pueblos de los alrededores de Hodonin, en la frontera con Eslovaquia y Austria y a 270 km al sureste de Praga, la capital, pudo alcanzar vientos superiores a los 332 km/h, según un meteorólogo de la Televisión Checa.
Estas cifras lo convertirían en el más fuerte de la historia moderna de la nación centroeuropea y en su primer tornado desde 2018.
Las fuertes tormentas arrancaron techos de casas y otros edificios, destrozaron ventanas, volcaron coches y esparcieron escombros por las calles.